miércoles, 3 de febrero de 2016

UNA FE COHERENTE


 
Soldado japonés rescata a un sobreviviente del maremoto.


Obrar bien es actuar acorde con la moral cristiana que se desprende de las enseñanzas del Maestro, es ser obediente a su mandamiento de amor. Las obras en sí mismas no salvan, la única obra salvadora es la obra de Cristo en la cruz del Calvario. Pero sí la salvación produce obras o acciones en nosotros. Fe está íntimamente ligada con Amor. Fe es creer, por ese creer somos salvados. Mas ese creer produce necesariamente acciones de amor a Dios, amor al prójimo y amor a mí mismo.

¿Va a desechar usted toda obra porque basta sólo con creer? ¿Va usted a abandonar toda forma de acción misericordiosa y sus deberes cristianos porque ya es salvo? La salvación es el comienzo de un proceso espiritual. Dios obró externamente su salvación en Cristo e internamente está obrando su santificación. La fe se relaciona con su salvación y el amor con su santificación.

El término salvación, según La Biblia de las Américas, "se refiere a la liberación del peligro, la ruina, destrucción o pecado a la integridad y seguridad". La santificación del cristiano es tanto la que ha obrado Jesús al hacernos Su propiedad y separarnos para Dios, como el proceso de desarrollo espiritual y del carácter cristiano, crecimiento de talentos, dones, carismas, virtudes, servicios, ministerios (Tito 3:4-6). Cuando nacimos de nuevo o fuimos regenerados, fuimos creados de nuevo, fuimos creados en Cristo con un propósito, con un objetivo, con una misión (Efesios 2:8-10).

El hombre, usando sus conocimientos sobre electricidad, combustión y física mecánica, tomó unos fierros, latas y alambres y los transformó en un automóvil. No lo hizo sólo por darse el gusto de inventar, sino que con el propósito de que éste se movilizara y pudiese llevarle a gran velocidad a muchos lugares, para superar las barreras del espacio en corto tiempo. Así también nuestro Señor, nos recreó no sólo con el fin de gozarse Él en su hombre y mujer nuevos, o para que los seres humanos nos sintiéramos muy contentos con esa salvación, sino para que además hiciéramos buenas obras. El propósito de la salvación es la acción. Una fe coherente hace buenas obras.


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