viernes, 17 de septiembre de 2010

¿QUIÉN O QUÉ CREÓ EL UNIVERSO?


El científico británico Stephen Hawking afirma en su nuevo libro, The Grand Design (El Magnífico Diseño), que el Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física, que Dios no creó el Universo y que las teorías científicas más actuales convierten en redundante la figura de un creador. El libro, del que el periódico británico The Times adelanta hoy algunos extractos, señala: "Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo crearse a sí mismo -y de hecho lo hizo- de la nada. La creación espontánea es la razón de que exista algo, de que exista el Universo, de que nosotros existamos". Por tanto, añade, "no es necesario invocar a Dios" para que haya cosmos.

No soy físico teórico, carezco de una formación científica profunda, aún cuando tengo estudios universitarios humanistas, y no podría discutir este tema en los mismos términos con el admirable Mr. Hawking, mas indudablemente mi fe no puede aceptar su última teoría.

Mi Biblia dice en su primera página “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Para todo cristiano, sea católico o protestante, la Biblia es la revelación escrita de Dios para la Humanidad. Éste se presenta como el Creador y la llamada naturaleza es para nosotros “la creación”. Todo cuanto existe en el planeta Tierra y en todo el Universo ha sido creado por el Ser Superior, que es Dios. Compartimos dicha creencia con judíos y musulmanes.

La Thorá hebrea señala “En el principio Elohim, Elohim creó los cielos y la tierra." Elohim es una palabra que tiene dos raíces gramaticales: "El" que significa fortaleza y poder ilimitado, y "Allah" que significa guardar o mantener una promesa. Elohim es también un nombre plural. En los umbrales de la Biblia, vemos una indicación de la naturaleza de Dios, como la vemos en la Santa Trinidad: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Estos tres estuvieron presentes en la creación.

Para el Islam, uno de los 99 nombres sagrados de Alá (Dios) es Al-Jāliq, es decir “El Creador”. Dios en el Corán se nombra a sí mismo como Allah, nombre derivado de la raíz semítica El. Aunque el término es conocido en Occidente como referencia al Dios musulmán, para los hablantes en árabe (de cualquier religión, incluidos cristianos y judíos) se emplea como referencia a "Dios".

Como el mismo gran científico inglés ha escrito en el título de su libro, todo nuestro Universo, desde la más pequeña flor silvestre hasta la magnífica galaxia de la Vía Láctea, de la que formamos parte, obedece a un “magnífico diseño”. Es ley universal y física que todo efecto tenga su causa y en esa misma lógica podemos colegir que no puede haber diseño sin Diseñador. Todo el mundo sabe que las cosas no se hacen solas y, aún si consintiéramos que se hicieron por efecto de ciertas leyes, sin intervención de Creador alguno, terminaríamos preguntando: ¿Y quién creó esas leyes?

Nos habla de una “creación espontánea” y nosotros sabemos que en el mundo material en que vivimos aquello que es espontáneo siempre tiene una explicación. Por ejemplo la explosión espontánea de un cilindro de gas se produce por efecto de una alta temperatura. El diccionario define de tres modos la palabra “espontáneo”: Voluntario o de propio impulso; que se produce sin cultivo o sin cuidados del hombre; que se produce aparentemente sin causa. ¿Puede la materia inanimada –que no tiene pensamiento ni voluntad- crear un orden nuevo para ella misma? Todavía más allá: ¿podrá la nada crear materia? Si esto último fuere posible, aquella nada no sería nada, sino Nada, una nada pensante, con voluntad y espíritu creador. Para mí, esa nada sería Dios.

Al considerar la dirección que toman estas investigaciones y razonamientos, nos da la impresión que en el campo de las creencias se arribará a una especie de neo-panteísmo, basado en la visión de un cosmos pensante y dinámico, que se crea a sí mismo. Obviamente, en el plano de la religión, tal cosa no sería una evolución del pensamiento sino más bien volver a aquellas edades en que se adoraba la tierra, las estrellas y las criaturas, como dioses paganos.

Una vez más el ser humano quiere prescindir del Dios Creador, el mismo Dios que se ha revelado en la Sagrada Escritura; el mismo Dios que nos ha dado las normas éticas y morales del Decálogo; el mismo Dios que se ha dado a Sí mismo por amor a nosotros, en la cruz del monte Calvario; el mismo Dios que desea establecer Su gobierno o reino en los corazones de los seres humanos. No, respetado Mr. Hawking, la Humanidad actual no necesita una creencia así en estos días, sino al Dios que usted esquiva, una Persona llena de amor y compasión que trasunta el Universo, cuya huella podemos percibir a cada paso cuando observamos la vida a nuestra alrededor y cada noche, al mirar el cielo estrellado. Como dijo el salmista "Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos." (Salmo 19:1)